domingo, 11 de enero de 2015

La crisis de los 40

Este año 2015 será el de mi cuadragésimo cumpleaños, y no puedo dejar de lado el comentar algo sobre la tan famosa crisis de los cuarenta, que, según los estudios, afecta de modo diferente a hombres y mujeres, y realmente incide sobre un porcentaje bastante bajo de la población, a pesar de lo que pudiéramos pensar debido a su fama.

Crisis o no, sí parece que a estas edades a muchos nos da por introducir algún tipo de cambio en nuestras vidas, ya sea debido al aburrimiento y la rutina, a intentar hacer algo que dejamos a medias hace años, a buscarle un sentido a la existencia o a cualquier otra causa que pueda tener algún tipo de relación con tener 40 años y andar ya más o menos a mitad del camino del camposanto.

Hay ciertos comportamientos de índole más o menos narcisista o consumista que parece ser que se dan en los hombres a estas edades (de las mujeres hablaremos otro día). Ahí va la lista de tópicos:

- Están los que se compran un coche deportivo, un lujo caro y poco práctico, a mi modo de ver: ¿cómo meto yo a la familia y los trastos en un cacharro de estos para ir de vacaciones a cualquier parte? Claro, que el que se compra un deportivo no tiene ninguna intención de hacer viajes con la familia; más bien es al contrario: su interés estriba en convertirse en un playboy, en el Sony Crockett de la Bahía, dándole gas a su cacharro por la autopista o paseándose despacito por el paseo marítimo, dejando que los ojos de las chavalitas lo sigan al pasar, y anhelando que alguna quiera darse una vueltecita en su buga.


Foto cortesía de  Bay4K Photography

- Por otra parte, tenemos a los que se compran la moto. Este es un grupo muy numeroso, al menos en los ambientes en los que me muevo. Su excusa suele ser buena: con la moto ahorran combustible y llegan antes al trabajo, al ahorrarse muchos atascos. A diferencia de los compradores de coches deportivos, los moteros parecen interesados únicamente en la libertad que les da su burra, menos que en aparentar o conseguir ligues. Desde luego, por regla general una moto sale más barata que un deportivo. De todos modos, tampoco podemos generalizar, ya que, al ser un grupo tan numeroso, también es muy variopinto: Los hay que ya eran aficionados a las motos anteriormente, pero que deciden dar el salto a una máquina de mayor cilindrada; los hay que nunca antes habían conducido una, salvo quizá un Vespino en su adolescencia, y que ahora se sacan el carnet y van cambiando de cilindrada conforme van pudiendo, lo que hace que estén cada dos por tres metidos en portales de compra-venta de motos, agenciándose tal o cual modelo de segunda mano, tras haber despachado la suya; los hay que tienen varias motos en su garaje, les encanta la mecánica y dedican su tiempo libre a cambiar piezas, engrasar cadenas o vete tú a saber qué otras actividades; incluso hay quienes se dejan caer por el circuito de Jerez (o el que sea) para darle unas vueltas y sentir la velocidad en estado puro, aún a riesgo de destrozarse un tobillo (conozco un caso al que le ocurrió esto que digo).


Foto cortesía de J. Hamad Al Tani

- El tercer grupo engloba a los que se buscan una amante. Si el deportivo era un lujo caro, no quiero ni imaginarme por cuánto puede salir lo de echarse una amante. Ciertamente, no recuerdo ahora ningún caso cercano (así de aburrida es mi oficina), así que hablo de oídas (o de "leídas"). Por lo que parece, se trataría de cuarentones aburridos de su señora esposa, cuarentona ella también, que buscan una segunda juventud junto a jovencitas a las que les doblan la edad. Podría tratarse de un señor de los del primer grupo (el del coche deportivo, recordemos) que haya conseguido su objetivo. Pero la amante es algo más que un rollete de una noche o una canita al aire. La amante puede terminar consumiendo más tiempo, más energías, haciendo que el desdichado acabe llevando una doble vida o rompiendo totalmente con la anterior.


Foto cortesía de Osvaldo Pieroni

- El cuarto grupo está integrado por un inmenso colectivo, sólo comparable en su número al de los moteros: los que se meten a hacer running. Esos son los peores. Empiezan por ir a correr al parque de su barrio un par de días a la semana para perder unos kilos y rebajar esa panza cervecera que tantos años les costó modelar, y acaban corriendo maratones o, aún peor, los 101 kilómetros de Ronda o la Doñana Trail Marathon. Además, se conocen al dedillo el catálogo del Decathlon, especialmente el calzado deportivo, y se expresan con vocablos como "pronador" o "supinador", pertenecientes sin duda a algún tipo de lenguaje iniciático, pues no he sido capaz de encontrarlos en el diccionario de la R.A.E. No quiero restringir el grupo únicamente a los corredores de fondo, también incluiré aquí a los ciclistas, a aquellos a los que les da por el montañismo, o el buceo a pulmón, qué sé yo. El caso es que suele tratarse de gente que no ha hecho deporte en su vida (como yo, sin ir más lejos) y que, de repente, se convierten en verdaderos atletas. Lo peor de todo es que, con el advenimiento de las redes sociales y de aplicaciones para dispositivos móviles como Runtastic o Endomondo, nuestros amigos deportistas se pasan el día informándonos detalladamente de cuántos kilómetros han recorrido, en cuanto tiempo, la ruta exacta, el desnivel del terreno, las pulsaciones y un sinfín de datos interesantísimos, sin duda, para su cardiólogo o su entrenador personal, si lo tienen. Hay que reconocer, por otra parte, que aplicaciones móviles como las mencionadas han hecho mucho bien a la salud de los frikis, al acercarlos al deporte y ponerlos a sudar.


Foto cortesía de Carreras runruneo

¿Y el Puli? ¿Qué clase de pamplina gaditana va a hacer el Puli por el cudragésimo aniversario de su llegada al mundo? ¿En qué grupo lo metemos? ¿Se comprará una moto? ¿Dará la vuelta al mundo corriendo sin cambiarse de tenis ni de calcetines? ¿Se meterá a comparsista? Mmmm, no tiene voz para eso, y es más de chirigotas... yo lo pondría a hacer "blam, blam" en un cuarteto.


Foto cortesía de Carlink

Bueno, pues a pesar de que mucha gente opina que, para redondear mi aspecto, sólo me falta (como diría la señora que pone las tostadas en el bar donde desayuno) la "Darly Jávinson" (sic), no van a ir por ahí los tiros: Una vez me monté en una Vespa y estuve a punto de tragarme un muro tras no haber recorrido ni cinco metros, así que las cosas con dos ruedas y motor no son lo mío.

Llevo tiempo haciendo natación, pero son dos días a la semana y no voy publicando mis "logros" en las redes sociales, así que tampoco creo que me puedan incluir en el cuarto grupo que he identificado.

Y de los asuntos caros ni hablamos.

Como parece que la cosa tiene que ir por el lado del consumismo, y como yo debo de ser muy raro para mis cosas, mi intención es comprarme una guitarra en condiciones y retomar lo que dejé hace tantos años (14 ó 15, ahí es nada) por culpa del trabajo, del proyecto fin de carrera y de la flojera; aprender a tocar de modo medianamente aceptable de una vez, y ser capaz de interpretar los temas que llevan todo ese tiempo rondando en mi cabeza. ¿Qué os parece la Epiphone Jeff Waters Annihilation Flying-V? ¿Me dejarán mis hijos tiempo para tocarla, o me la acabarán quitando de las manos?


Foto cortesía de Nacho Criado

Bueno, pues es una idea para regalarme en mi cumpleaños. :-D

Salud y Mucho Metal
AP

Nota al pie: No es mi intención en este artículo el mofarme de los comportamientos de mis coetáneos, ni en su conjunto ni de modo particular. De hecho, siento gran admiración por los que se esfuerzan en superar sus marcas deportivas, incluso un puntito de envidia cochina (algo muy español, por otra parte).

5 comentarios:

rub dijo...

Coño!! (digo... Puli!!!) Qué bien leerte...

La guitarra te la van a quitar de las manos, eso seguro...

Ahora que no nos lee tu señora esposa, con tanta igualdad que se reclama... ¿no puedes buscarte una amante que sea la que te tenga como un lujo caro y te compre el coche, la moto y la guitarra?
Esto último lo digo también para ver si cuando llegue yo a la crisis se me aplica porque tampoco tengo cabida en los "grupitos" que mencionas...

Saluditos!!!
Espero tu crónica sobre el concurso de chirigotas que acaba de terminar.

El Puli dijo...

Hombre, Rub, tú por aquí, jaja.

Temo por la integridad del instrumento de los oídos del vecindario como lo pille el pequeño Alfonso...

Respecto a lo que comentas, vamos a ver: para que una amante mantenga a un cuarentón como un lujo caro, la señora en cuestión tiene que andar por la sesentena bien pasadita, y en esas edades ya quedan poquitas, poquitas que estén de buen ver, y esas pueden buscarse un lujo caro en mejores condiciones: un veinteañero musculoso, un cubano... ¡coño, Dinio! :-P
No, no veo yo claro lo de buscarme una amante de esas características. La guitarra está bien. :-)

Respecto al concurso de agrupaciones, he visto poco. Pondré algo del carnaval de verdad, el de la calle, que ahí he estado un ratillo (lo que permiten los niños, el carrito y tal).

Salut
AP

PD: Por cierto, que me he converido oficialmente en cuarentón hoy mismo.

El Puli dijo...

Perdón, creo que me he comido una conjunción copulativa. Sería así: "Temo por la integridad del instrumento y de los oídos del vecindario..."

rub dijo...

Felicidades con retraso, pues!!!!
Al año que viene ya acertare con el día, eh.
¿Ha caído la guitarra o no?

A ver si un año me invitas a ese carnaval del que siempre hablas.

salu2

Comerse una conjunción copulativa en este entorno se te perdona... Y no le sacaremos punta...Jaja

El Puli dijo...

La guitarra no ha caído aún, pero tengo por ahí un sobre tipo Bárcenas (pero legal, ¿eh?) con el que me puedo comprar la guitarra y alguna cosilla más :-)

Al Carnaval estás invitado. De hecho, no hace ni falta la invitación, que esto no es como la feria de Sevilla :-P
Lo chungo va a ser el alojamiento, que en casa de mis padres, cuando vamos nosotros, no cabe un alfiler :-D